08 mayo 2008
Saludos lectores.
Esta es una leyenda que trata sobre el castillo de Santa Catalina.
Empotrada en el muro de una apartada estancia del castillo de Santa Catalina había una piedra que representaba una cabeza de toro labrada con mucho primor por los antiguos y, debajo de ella, una cartela que decía:
"enfentedeltoroestaeltesoro"
En casi todos los castillos del reino de Jaén existe la tradición de que hay tesoros escondidos. Un rey moro escondió su capa de pedrería en alguno de ellos antes de la llegada de los cristianos y ahora no se sabe que rey fue ni en qué castillo. Los pealeños dicen que en la de Toya. Los de Cazorla que en el suyo. Los de Villanueva barrenaron medio castillo de Arenas sin encontrar nada. Vaya usted a saber donde está el tesoro si es que lo hubo. En casi todos los castillos de estas tierras hay huellas de cavas y pozos hechos por anónimas manos codiciosas.
Mucha gente que conocía la leyenda, la cabeza del toro y la inscripción iba con picos y palas y llenaban con los ruidos de sus labores la ruinosa soledad del castillo. El suelo bajaba de nivel, los escombros no tenían reposo, se removía la tierra una y otra vez frente a la cabeza del toro a diferentes distancias y todo resultaba infructuoso: no aparecía nada de valor.
Un hombre que había estado cavando largas horas con los mismos resultados que sus antecesores pensó abandonar su labor y resignarse en su pobreza, pero antes quiso hacer justicia de aquel engaño manifiesto: se fue para la cabeza del toro y descargó con fuerza el pico sobre la testuz de piedra. Se rompió la escultura, que resultó ser hueca, y por el agujero resultante brotó un tintineante chorro de monedas de plata. Resultó ser verdad lo que decía la inscripción porque el tesoro estaba en la frente del toro.
Espero que os haya gustado esta leyenda del castillo de mi tierra.
Un saludo.
Esta es una leyenda que trata sobre el castillo de Santa Catalina.
Empotrada en el muro de una apartada estancia del castillo de Santa Catalina había una piedra que representaba una cabeza de toro labrada con mucho primor por los antiguos y, debajo de ella, una cartela que decía:
"enfentedeltoroestaeltesoro"
En casi todos los castillos del reino de Jaén existe la tradición de que hay tesoros escondidos. Un rey moro escondió su capa de pedrería en alguno de ellos antes de la llegada de los cristianos y ahora no se sabe que rey fue ni en qué castillo. Los pealeños dicen que en la de Toya. Los de Cazorla que en el suyo. Los de Villanueva barrenaron medio castillo de Arenas sin encontrar nada. Vaya usted a saber donde está el tesoro si es que lo hubo. En casi todos los castillos de estas tierras hay huellas de cavas y pozos hechos por anónimas manos codiciosas.
Mucha gente que conocía la leyenda, la cabeza del toro y la inscripción iba con picos y palas y llenaban con los ruidos de sus labores la ruinosa soledad del castillo. El suelo bajaba de nivel, los escombros no tenían reposo, se removía la tierra una y otra vez frente a la cabeza del toro a diferentes distancias y todo resultaba infructuoso: no aparecía nada de valor.
Un hombre que había estado cavando largas horas con los mismos resultados que sus antecesores pensó abandonar su labor y resignarse en su pobreza, pero antes quiso hacer justicia de aquel engaño manifiesto: se fue para la cabeza del toro y descargó con fuerza el pico sobre la testuz de piedra. Se rompió la escultura, que resultó ser hueca, y por el agujero resultante brotó un tintineante chorro de monedas de plata. Resultó ser verdad lo que decía la inscripción porque el tesoro estaba en la frente del toro.
Espero que os haya gustado esta leyenda del castillo de mi tierra.
Un saludo.
0 comentarios:
Publicar un comentario